6 de agosto de 2010

"Cuando ya no hay Vuelta" de Cristián Aravena

“Vuelta” es la segunda obra de Cristian Aravena, egresado de teatro de la Universidad de Chile, quien, junto a actores salidos del Arcis componen la compañía “TeatroBotado”. La misma que, gracias a “Salud”, ganaron el festival de autorías contemporáneas de la U. Arcis, con los premios de Mejor Montaje y Mejor Dramaturgia del año 2006.

Advierto: Cuesta entrar en “Vuelta”, a pesar de que cuando ingresas a escena ya estás dentro de ella. Este gesto sin duda perturbador – y un tanto grifferesco- no sólo desestructura, sino que también entusiasma a primer reojo. Sentarse en los taburetes y volver a “Vuelta”, como obra de teatro “en construcción”, se podrá tornar complicado, ya sea por la pluralidad de tonos y voces que se confabulan contra el espectador, quien asiste en –clara- búsqueda de algún nuevo sentido (que se le escapará cada 5 minutos) o ya sea por la terraza encarpada en la que se ubica la escenografía. 

Es probable que esta obra sea la más experimental que haya escrito Aravena, y que haya representado el cuerpo actoral. Y en efecto, es experimental hasta el punto de decir basta: hasta el punto de que el espectador puede reconocer el ejercicio, y esto no juega a favor, pues develará la estrategia, ya sea convertida en cueca electrónica y melancólica, o el juego de las luces y de la bandera chilena que ilumina (de cuando en vez) la escenografía o la cercanía de la realización con el espacio físico del público. 

Sin embargo, no es así de predecible el excelente uso de los recursos espaciales, los mismos que se ven superados por la poco prolija utilización del recurso temporal y vocal. La música es uno de los grandes personajes de la historia; se comienza con una intro de The Beatles, para seguir con “A un minuto de ti” de Mikel Erentxun (el mismo que aparecía en los video clips de los noventas que daban en el canal 2) y luego la versión oscura de “La consentida” y el himno nacional versión beat, los cuales funcionan como el devenir “de algo” que es justamente lo que se nos escapa. Acotación al margen: todo este aparataje musical me hace recordar la reciente obra “Chueca” de Amelia Bande que, sin duda, pone algunos tópicos en escena que, esta vez, Aravena retoma y disloca. Ya no se trata del trasvasije entre homosexualidad y kitsch, sino que se trata de la homosexualidad y su transparencia como lugar común que atraviesa la trama de colores que retoman los jóvenes (y no por eso inexpertos) dramaturgos de hoy.  

Volviendo a la obra, puedo decir que es de digestión lenta, quizás más lenta de la que debiera ser, a pasar de que las escenas suceden a gran velocidad. Por tanto, el ritmo amplificará la sensación del desencaje. Por otro lado, los problemas con la dirección son evidentes, lo que hace que el grupo de actores se vean, a ratos, perdidos y/o sobre-actuados. Sin embargo, la historia se logrará descifrar -a pesar de la música residual de los locales aledaños-. Nos encontramos con un grupo de ex-compañeros de un instituto comercial, que se reúnen en fiestas patrias para ver qué tal sus vidas. Los personajes, en su mayoría bien representados, caen en el estereotipo, cosa que no deja de molestar a cada rato que nos demuestran cual carácter es cual. Caracteres, que desde el primer minuto, se nos vuelven obvios, tanto como los de “Promedio Rojo” de Nicolás López.

En escena se ubicará una “Chinita” de polleras largas y floreadas, quién -se supone- tendría menos edad que el resto del grupo. Sólo ella llevará un vestuario distinto, mientras los otros visten los ropajes de su pasado pinguinil. Contrario a esto, tal diferencia visual no se verá realizada en la obra y todo quedará en un asunto de “lo que se debe suponer”. 

La relación de la “Educación” con “lo Nacional”, como la de “Amistad” y “Pertenencia” son las que se ponen en juego en esta obra. El asado, la bandera y la cueca, sin embargo, entran en conflicto cuando una huasita nos tararea una canción pop. Y es quizás en ese híbrido donde la obra podría desarrollar su mejor arma de exclusión y diferencia. Es allí donde puedo reconocer uno de los tonos más interesantes de la obra y uno de los bellos gestos dramáticos que he visto este año.

En definitiva, si ves “Volver”, presenciarás un ejercicio de dramaturgia y actuación en el cual un potpurrí de voces e imágenes, unidos a una docena de conceptos lanzados al aire y vueltos a guardar en los bolsillos de los parlamentos, conformarán una obra que te dirá -desde primer momento- que tiene intenciones de jugar con la intertextualidad y con la linealidad oblicua de los sentidos y sus historias. 

“Vuelta” de Cristian Aravena
Compañía Teatro Botado.
Desde el 17 de Nov. hasta el 9 de Dic.
Teatro la Memoria
Dardignac 50 / Ex-espantagruélico.
Vie-sa 22.00hrs/ Do: 21.00hrs
Est : 1.500/ Gral : 3.000


Publicado en INDIE.CL, Noviembre 2007.

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