10 de junio de 2006

El profe Bic.-


Por Andrea Ocampo.

El Omar era el típico profesor de filosofía lolo y de chala franciscana, pelo largo y manos blancas de tiza. Era el profe de las camisas a rayas de papá, pero abrochadas un botón más abajo, toda una novedad para 16 años de virginal ignorancia. Siempre fue raro, y era tan raro que terminaba ganándose la confianza de todo mi curso, haciéndonos confesar las mismas palabras que decíamos en la capilla frente al curita de 200 años y de oreja duracell pero esta vez, en clases y con una sonrisa en la cara.
Le decían el Horacio Saavedra, no por lo pelado y chico, sino porque su gracia era aletear con las manos hasta el techo, vigilar y mover la boca hasta el cansancio: todo mientras el resto del mundo no lo pescaba. El silencio de la clase sólo se abría cuando hablaba de sexo: de Aristóteles pasaba directamente al Kamasutra y del Príncipe de Maquiavelo a la chica con nombre de lavadora con la que se había acostado el fin de semana. Toda una novedad para unas pingüinas-peloliso-aritoperla. Él era todo el infierno del que las monjas nos recluían en un iglú llamado colegio.
De la totalidad de mis compañeras el 70% lo repugnaba con todas sus viseras, mientras que el 25% lo adoraba y el 5% estaba desconcertado, sorprendido y pasmado: el 5% era yo. Porque quién le iba a comprar el discurso de "¿Qué es esto?, ¿Pero quién les dice a Uds. que esto es un lápiz? ¿Ser o no ser? ¿Por qué? ¡¿Por qué?!", mientras tomaba un bic y lo levantaba para que todos lo miraran. Nadie lo tomaba en serio. Hasta que en 4to me vi llenando test vocacionales, ensayos para la última PAA y ponderaciones para estudiar filosofía. Era el comienzo del fin del profe-lolo.
Cuando entré a Filosofía, lo veía una vez a la semana, agarrado de una maleta llena de libros con olor y ahogado de alumnos reclamándole por las notas. Él también hacia clases en mi Universidad. Como era obvio, conocí a otros viejos sabiondos, aburridos, con tics guturales y manías; viejos que eran sus amigos. Era por ellos que me informaba de lo que le ocurría. Me llegaban las noticias de sus viajes a Argentina, de sus presentaciones en charlas, de sus affaires, de sus resfríos y la majestuosa noticia de su matrimonio. Del cual nunca me di por enterada, hasta que un día de lluvia me invitó a un banquete en su casa, donde él haría de Sócrates y yo de Platón. Los libros siguieron a otros libros y de aquellos pasamos a los siguientes. Las hojas se completaron de gustos y disgustos, de miedos, ausencias y reproches, tal como debía ser, y como Miranda! cantaban en la radio.
El Omar así se desnudó completamente; sus dientes de algodón ya estaban empastados en tabaco, sus ideas novedosas yo ya las conocía y sus chistes eran los mismos. La desilusión propia de la información se presentaba de pé a pá. Él no era el tipo que dijo ser, o más bien nunca fue quién era o yo simplemente lo imaginé. Omar o no-Omar. Después de 5 años claramente ya no era el mino con garra que argüía que el matrimonio era un contrato, y que él por nada del mundo se firmaba ni timbraba. Ya no tenía el pelo largo, ni las chalas, ni las ganas, ni las fuerzas, ni ese mundo que uno esperaba. Las horas de clases, de voyerismo y de repetición de discurso lo apagaron. Las micros en las que se lanzaba para llegar a la hora a sus clases, dieron paso a los taxis y de las noches de bohemia en Bellavista, pasó a contratar internet para intimidar a las chicas que físicamente ya no se le ofrecían. Ya había caído en sus contradicciones y se catalogaba como adulto-fome. Uno de esos de treinta pero que tienen problemas de 15, y que nunca pueden resolver.
Luego de eso no supe nada de él hasta este verano donde programamos juntarnos en la playa. La salida no ocurrió porque a última hora la familia reclamaba tiempo y espacio, reclamaba desde Argentina hasta Viña, así que no había lugar, de hecho nunca lo hubo. Hasta ayer.
Mientras garabateaba en la mesa con el bic de tapa mordisqueada y miraba como la lluvia se filtraba por el techo de la sala, el profesor de turno movía las manos, y hablaba sobre la educación. Decía que el alumno aprende del profesor y el profesor del alumno, y el alumno de si mismo, que para aprender hay que desear y desear hasta el infinito para recrear el mundo. Eso ya lo había escuchado. Golpetié con mi zapatilla la mesa para seguir la canción que había escuchado en la ducha, mientras ansiaba salir volando por la ventana del cuarto piso del edificio copeva. Hasta que mi paraíso onírico se destruyó cuando un tipo con las manos manchadas de plumón azul, pelo peinado y zapatos de papá me tocó el hombro y me preguntó: "¿Qué es esto?" mientras me quitaba mi lápiz pasta y me miraba el cierre del chaleco. Bah. Ahora seguiré a mi nuevo maestro espiritual: Álvaro Salas, el mismo que afirma que chiste repetido sale podrido, tal como la tapa de mi bic.


2005, en Paniko.cl

Sobre los distintos tipos de llamadas Telefónicas No Agradables .-


Por Andrea Ocampo.


1. No solicitada: franja horaria de todo el día. Suelen ser telemarketers con muchísimo talento y una voz que dan ganas de pegarse un baño en café caliente. Algunos suelen tener bastantes malos modales. A otros se los nota resignados.
2. Siniestra: franja horaria de 3.30 a 5.45 am. Generalmente son portadoras de pésimas noticias, y asustan ya desde el ring. .
3. Interminables: franja horaria, no tiene. Se trata de gente que no tiene nada más que hacer que abrir la boca y dejarse llevar. Suelen traer dolores de cuello, calentamiento de orejas y sueño. Por lo general se reacciona con monosílabos del tipo: see, no, aha, ok.
4. Equivocadas: franja horaria- el momento menos indicado. Por lo general van siempre de a dos. Una detrás de la otra. Ambas veces es necesario escuchar al otro recitar un número que nada tiene que ver con el nuestro
5. Esperada: franja horaria de 19.00 a 24.30. La llamada mesiánica, del "si suena el teléfono salvo el día". Por lo general uno está casi listo para salir corriendo adonde la voz indique. Pero si no suena el ring, se convierte en una llamada reversible. Mientras te secas las uñas llamas al que te olvidó.
6. Perdida: sin franja horaria rígida. Por lo general alguna de las partes está en la calle, y antes de que empiece a hablar sobre su desorientación, un chocopandero ofrece de naranja-piña-mora-crema-mustang. Es una llamada de tipo sordero-gutural, mientras te tapas un tímpano gritas como si fueras un DT.
7. Pitanza: son comunes durante los comerciales del Club de los Tigritos, o de Mekano. Por lo que su franja horaria varía de 15.30pm a 20.40pm. Durante el verano son muchísimas los niños que preguntan por Doña Tina, seguido de un silencio, y finalizado por un "¿y donde se baña la familia cochina?". Por lo general se reacciona con un garabato.
8. Deudora: franja horaria desde las 9am - a 19pm. Una casa comercial contenida en la voz de una mujer, diplomáticamente te amenaza para que desembolses los $350.000 que como estudiante nunca podrás pagar. Comúnmente al momento de cortar, se busca la ropa que compraste, se mete en una bolsa, y se planea ir a venderla a una feria. O quizás empeñar a tu abuela.
9. Adulto Mayor: franja horaria desde las 8.00 hasta 13.00 Por lo general en el horario matinée las tías abuelas, te preguntan a gritos, mientras tosen y estornudan, ¿Aló?¿Con quien habló? Mijita no la había conocido. ¿Cómo te ha ido en la U?¿Cuánto le queda para Salir?¿Tiene pololo?¿Y ha bajado de peso?. Terminando en un frenético "Cuídese mijita, tome las pastillas de homeopatía".
10. Pulmonar: franja horaria de 22.15 a 1.30am. Llamada de tipo silenciosa y de difícil audición, solo se escucha respiración- silencio- respiración- silencio.


2005, en Paniko.cl

Guía práctica de como hacer todo mal .-


Por Andrea Ocampo.


1. No se deje desanimar rápidamente, que como todo, hacer las cosas mal no es fácil.
2. Confíe en cualquiera que se le cruce por adelante. Es una buena forma de comenzar.
3. Abra la boca bien grande y siempre (si, siempre) diga absolutamente todo lo ve o se le cruza por la mente. La diplomacia no es buena a la hora de hacer las cosas bien mal.
4. Duérmase en los laureles sin parar, espere que la gente sea con usted como usted es con la gente y nunca... nunca, pelee por lo que quiere.
5. Camine por el paseo Ahumada con los ojos cerrados.
6. Haga malabares con una botella de veneno. Si no la consigue, con una botella vacía y pesadísima de vidrio.
7. Si piensa que está haciendo algo que está bien, ¡deténgase y medite!. Esa no es una buena forma de hacer las cosas.
8. Si tiene un enchufe a mano. ¡Meta los dedos! Eso es evidente.
9. Cáigase, tropiécese y vuelva a levantase. Hoyos hay en todos lados.
10. El día más estresante del año deje las llaves dentro del auto, de la casa, o en el trabajo. Da igual, el día ya lo perdió.
11. Si su perro es vagabundo póngale una placa con su teléfono, los vecinos lo llamarán cada dos horas avisándole que el animal ha cruzado la comuna. No hay horario de atención fijo, por lo que se encontrará saliendo de su casa más apurado que júnior.
12. Y si quiere perfeccionarse en este arte, vaya a buscar a su perro con tacos, poco a poco sus pies se transformarán en pesuñas.
13. Si es lo suficientemente ciega, como para caerse en invierno por un barranco en pleno Lago Rapel repleto de veraneantes, propóngase llegar a la boya del lago, e inaugure la temporada de pejereyes.
14. Si usted es de esas personas que reconoce la micro por su forma y sus letreros: súbase a la que le parezca más familiar. Confíe, siempre confíe en sí misma.
15. Preocúpese de enamorarse de los pololos de sus mejores amigos. Si no lo hizo en el colegio, hágalo en la U, y si se le pasó la vieja, en el trabajo. Nunca es tarde para enredarse.
16. Si sufre de sordera, no se sorprenda si disfraza a su hijo de jugo kapo, y lo manda al jardín infantil sin colación.
17. Comprenda que mientras el factor "público expectante" exista, todo podrá estar peor. Cerciórese de que ellos estén atentos a lo que usted hace
18. Que no le baste pensar mal de la gente, dígalo en voz alta, y en cualquier lugar. Trate que el aludido lo escuche ya que no hay nada mejor que sentirse recordado.
19. Si le fue mal en una prueba, no estudie para la siguiente, inaugure tendencia.
20. Si aún así no está conforme con sus resultados, no desespere, la ley de Murphy existe; el que persevera, alcanza; la sangre tira y más vale pajarón volando que cien en el suelo.

2005, en Paniko.cl